El 3 de abril, celebramos el Día de las Vías Pecuarias y los Caminos Públicos, una jornada en la que se reivindica la riqueza de estos corredores en nuestros territorios. Estas rutas, que han cobrado quizás más importancia en los tiempos de pandemia, se encuentran en una situación en la que se ha puesto de manifiesto la necesidad de acceder a un ocio verde en espacios abiertos. Desde 1993, el Programa Vías Verdes ha transformado más de 2600 km de trazados ferroviarios en desuso de toda la península en senderos que ofrecen disfrute, dinamizando los municipios por los que transcurren. Aprovechamos este entrada para presentar uno de los proyectos en los que hemos estado trabajando en el último año: la puesta en valor del antiguo trazado ferroviario de las Minas de Cala y el patrimonio asociado a esta vía.
El ferrocarril
Entre la Rivera de Huelva y las orillas del Guadalquivir, a principios del siglo XX se construyó el ferrocarril de las Minas de Cala a San Juan de Aznalfarache. Esta importante ruta permitía transportar el mineral desde las entrañas de Sierra Morena hasta los cargueros que exportaban cobre, hierro y otros metales. Sus raíles fueron testigos de una intensa extracción industrial, una actividad que necesitó numerosas manos gallegas y portuguesas para llevarse a cabo. Por supuesto, este flujo humano y económico imprimió una huella profunda en la identidad de la sociedad local. El ferrocarril de Minas de Cala a San Juan de Aznalfarache, que se amplió con un ramal hacia Santa Olalla de Cala y El Castillo de las Guardas y Nerva, pasaba por los municipios de Cala, Zufre, El Ronquillo, Guillena, Salteras, Santiponce, Camas, Tomares y San Juan de Aznalfarache.
Pese a su papel fundamental en la transformación de la región, los vestigios del recorrido se encuentran en peligro. En mayo de 2021, en Guillena, la antigua estación de La Rigüela y los pilares de su depósito de aguas fueron derruidos y arrojados a las aguas de la Rivera de Huelva. A raíz de este triste acontecimiento, la asamblea de ciclistas A Contramano, junto a ASEDECA (la Asociación Sevillana en Defensa de los Caminos Públicos), Ecologistas en Acción y FUPIA, unimos fuerzas como grupo de trabajo para alzar la voz contra el abandono y destrucción del patrimonio industrial asociado al trazado de este antiguo ferrocarril minero.
La concentración de testimonios materiales e inmateriales de este pasado minero es uno de los muchos motivos por lo que es tan importante salvaguardar la memoria de estos ferrocarriles y de la comunidad que surgió en torno a ellos.
Un proyecto por las vías verdes
Gracias a las aportaciones de personas vinculadas al ferrocarril y su paisaje, estamos dedicando nuestros esfuerzos a documentar y poner en valor el patrimonio de la zona, no dejando en el olvido la memoria oral de los relatos humanos. Buscamos impulsar esta puesta en valor del patrimonio natural y minero a través de la conversión de los antiguos trazados ferroviarios asociados a Minas de Cala (Huelva) y Minas de Caridad (Aznalcóllar) en vías verdes. Ambos trazados atraviesan el rico paisaje de la Sierra de Sevilla y Huelva, a lo largo de 17 municipios, permitiendo disfrutar tanto de la naturaleza como del patrimonio industrial. Reiteramos la importancia de colaborar y dialogar entre administraciones y entidades para lograr proteger el conjunto patrimonial, plantear las vías verdes como elemento unificador y dinamizador de los pueblos, y preservar la riqueza de estos parajes. Y para finalizar, agradecemos a todas aquellas personas que, desde sus bicicletas o a pie y al abrirnos sus puertas y colecciones, están haciendo posible todo este trabajo.
Hoy os mostramos la crónica de una de las visitas que hemos realizado para documentar el patrimonio minero de este trazado ferroviario, en este caso, aquel asociado al tramo situado en El Ronquillo.
Junto al Pantano de la Minilla, fuimos recibidos y acompañados por una familia local conocedora del patrimonio más desconocido en estos montes. Cruzamos por las escombreras blancas que tanto contrastan con los encinares, entre las zarzas y el lodo que han invadido las bocaminas y los túneles, y vestigios de los edificios que vivían del ferrocarril. También visitamos iconos del trazado como el Puente del Burro o los restos del puente que empalmaba El Castillo de las Guardas con El Ronquillo, cuya estructura fue convertida en chatarra.
Consideramos fundamental poner énfasis en la dimensión social de estas estructuras, ya que los modos de vida, las historias familiares y del trabajo dotan de significado a los vestigios industriales y al territorio donde se ubican.
Para profundizar más en los detalles de este proyecto: viaverdecala.es.