Nadie pone en duda -ni se le pasa por la mente siquiera- que La Chanca es el barrio más popular de Almería con una proyección internacional como tienen pocos no solamente andaluces y españoles sino de cualquier otro país del mundo y que ha inspirado creaciones pictóricas, fotográficas y literarias. Pero no por este motivo, o tal vez sí, resulta desconocido hasta cierto punto o, si se prefiere, muchos de sus elementos han quedado en olvido, se han dejado de lado como si no existieran para destacar otros conforme a los intereses o a los puntos que resultaban (y resultan) más atractivos para esas miradas pictóricas, fotográficas y literarias.
No es de extrañar que, ante tal situación, desde el Instituto de Estudios Almerienses (IEA), fiel a su naturaleza de foco de luz y de defensor del patrimonio provincial, se haya propuesto un recorrido que, sin menospreciar ni mucho menos ignorar tales perspectivas, se centra precisamente en los detalles no recogidos con tanto entusiasmo por la mayoría de las creaciones artísticas existentes. «Ojalá algún día este valioso legado patrimonial puedan recuperarlo los almerienses», se lee en un párrafo de la ruta que abre el apartado «Las afueras: itinerarios etnográficos» del libro ‘La ciudad de Almería’, que hace el número 6 de la seria Guías de Almería, Territorio, Cultura y Arte.
Canteras.
Fundiciones con sus chimeneas, industrias conserveras, puestos defensivos, caleras y canteras constituyen los elementos de «este recorrido que nos sumerge en una Almería poco conocida y menos visitada, en la Almería humilde y popular», según las primeras palabras de la ruta, y que puede ser, de acuerdo con algunos estudiosos, el más antiguo asentamiento de la ciudad con los cortes cronológicos para su configuración más numerosos tal vez de todo el núcleo urbano.
Entre las chimeneas destacan la conocida como de la Campsa y la que ha llegado al presente reconvertida en garita de control de entradas de mercancías a la ciudad por el Camino Viejo. El recorrido sostiene que «posiblemente estuvo asociada al fielato o lugar donde se pagaban los habituales impuestos sobre mercancías, cuya imagen o actividad recuerdan los más viejos incluso en la posguerra». Tienen su origen en las fundiciones de plomo del siglo XIX y que posteriormente se utilizaron en algunos casos para las industrias conserveras.
El puente de Bayyanna, que es posible contemplar, por ejemplo, desde el viaducto metálico de la autovía, salva el barranco del mismo nombre y se construyó en el año 1.776. Constituye uno de los pocos ejemplares -tal vez el único en su estilo- de los existentes en la Sierra de Gádor entre La Chanca y Aguadulce, que estaban perfectamente adaptados al terreno, pero que las nuevas comunicaciones se han llevado por delante.
Guerra Civil
También se utiliza Bayyanna para calificar las ruinas de algunas caleras y sobre todo las canteras de las que se sacó la piedra para la construcción del puerto. «Unos enormes bloques de piedra a medio cortar nos muestran el esfuerzo que debió suponer la construcción del gran puerto de Almería en la segundo mitad del siglo XIX», escribe el itinerario, que recoge asimismo la existencia de «dos nidos de artillería adelantados sobre el talud, junto con otras dos instalaciones complementarias, fechadas en 1939, que dominan el puerto de la ciudad y nos recuerdan una Guerra Civil y una tragedia política y humana que nunca debió ocurrir».
La ruta, aunque sin el criterio turístico más rutinario, no puede olvidarse del elemento que ha popularizado tanto el barrio como la ciudad entera y no es otro que sus casas de «una tipología constructiva escueta, bella, minimalista y cromática a la vez. Sus casitas cúbicas se añaden al paisaje y sus habitantes se integran en él».
Noticia generada por ideal.es. Última actualización 10/08/2010.