Los colectivos y ciudadanos que lo deseen podrán descubrir un nuevo lugar en Mérida que, para muchos, pasa desapercibido. Se trata del silo de cereal y son los Eméritos del Patrimonio, los voluntarios culturales, los que lo muestran y explican a lo largo de todo este mes de abril.
Para poder hacer realidad estas visitas, el Consorcio de la Ciudad Monumental, que es el organismo que coordina y organiza a estos voluntarios, ha tenido que solicitar todas las autorizaciones y permisos al Fondo Estatal de Garantía Agrícola (FEGA) y a la Consejería de Agricultura, que es de quién depende este edificio, situado al final de la calle Cabo Verde.
Así lo explica uno de los integrantes del Consorcio. Antonio Barroso asegura que esta visita se hace muy interesante, ya que supone el primer recorrido que se hace a una muestra del patrimonio industrial de Mérida, de lo poco que queda ya de este ámbito en la ciudad y que, indirectamente, está relacionado también con el patrimonio ferroviario, ya que en la parte baja del edificio existe un apartadero.
La visita, según explica Barroso, consta de tres partes. La primera de ella es una presentación del edificio, que se hace en la explanada que está en la parte delantera de las instalaciones. Se explica una introducción de lo que es arquitectónicamente el silo, su historia, su función, sus anécdotas desde que se construyó en el año 1951, y fue de los primeros de sus características que se levantaron en el país.
Después se pasa a la planta sótano, donde se puede admirar todavía alguna maquinaria de la época que servía para lo que estaba destinado este edificio, para terminar en la planta superior. En la zona más alta de las instalaciones se pueden contemplar unas bonitas vistas tanto del Circo Romano como del Acueducto de San Lázaro.
En la parte baja del silo, la explicación ronda sobre el patrimonio ferroviario, ya que existe una especie de apartadero. Además, hay que tener en cuenta que estas instalaciones están muy cerca de la vía por donde pasa el tren y de la estación de Mérida.
Asegura Barroso que, aunque pueda parecer lo contrario, este edificio aún no está protegido y que se están haciendo los trámites para ello.
Considera, tanto él como los que hacen la visita, que está muy bien conservado pero algo sucio como consecuencia de la falta de uso. «Creemos que hay que ponerlo en valor y darle un lavado de cara», opina.
Este silo de tránsito y reserva se construyó en una ciudad estratégicamente situada como era Mérida y en un punto bien posicionado como era al lado de la estación de tren.
Las visitas a este edificio están teniendo mucha aceptación, pues según Barroso es un edificio desconocido para mucha gente de la ciudad y que comienza a interesar cuando lo ves y recibes una explicación sobre sus usos, funciones e historia. Es lo que se pretende con las visitas dirigidas por los Eméritos del Patrimonio. «A simple vista, puede resultar un edificio sin interés y que no motiva para visitarlo. Pero el recorrido es muy atractivo y al final acaba encantando».
Información generada por Hoy.es, M. Ángeles Morcillo. Última actualización 19/04/2015